La verdad es que el éxito en el fútbol como en la vida se consigue después de mucho esfuerzo, fracasos y sufrimiento. Ver a un equipo ganar 5 títulos en una temporada es algo que se repite como poco cada 50 años dada la dificultad que supone que todo cuadre desde el entrenador, al cuerpo técnico, los jugadores, el contexto futbolístico de la época, es decir, los demás equipos, y por supuesto la participación de la afición. La probabilidad de que todo esto encaje en una temporada es muy pequeña. Pero este Barça hace las cosas tan fácil, juega a un fútbol tan poco comparable al resto y sólo en tres meses ha ganado 5 títulos, que parece que ese éxito lo lleve en la sangre y que todo lo que hace no tiene mérito pues no le cuesta esfuerzo y que toda su actividad queda justificada por unos jugadores incansables no sujetos a sentimientos o emociones humanas de forma que todas sus victorias quedan en un simple hábito sin dificultad. Pero ayer vimos a un Barça distinto a la poderosa máquina de otras finales, por fin más humano demostrando que sufren el cansancio como los demás. Sin el partido de ayer todavía quedaría una cosa por demostrar, si la personalidad de este club era de este mundo. Y menos mal que así es. No sabemos cuanta mecha le queda por quemar a los de Guardiola, lo que sí sabemos es que mientras le quede vida a este equipo, y vamos viendo que sí, seguiremos disfrutando de otro fútbol inalcanzable para los demás, atrevido como ninguno, inagotable, mítico, genial. Simplemente fútbol.

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